sábado 27 de abril de 2024 - Edición Nº1970

City Bell | 29 oct 2023

Literatura Platense

📚 Hecho en City Bell: Darío Marchini publicó su novela "El Oso, un infiltrado en el ERP"

El vecino de City Bell, Darío Marchini, publicó su primera novela que en principio había sido pensada como un guion para una película de espionaje: "Si tuviéramos una industria como la de Hollywood, con esta historia ya se hubiera hecho una serie para Netflix y uno o dos largometrajes".


A partir de recuerdos y una investigación minuciosa que incluyó entrevistas a protagonistas de la época, el vecino de City Bell, Darío Marchini, acaba de publicar su primera novela. Un relato de espionaje sobre los 70 que entrelaza la guerrilla urbana con el séptimo arte, el rock nacional, Rosa Luxemburgo, los servicios de inteligencia, Corín Tellado, La Batalla de Austerlitz, la épica naif, el cinismo y la traición.

La obra lleva como nombre "El Oso, un infiltrado en el ERP" y fue publicada por Ediciones Continente - Peña Lillo. Marchini vivió toda su vida en City Bell y fue alumno del Colegio Fray Mamerto Esquiú. Es periodista egresado de la UNLP, y trabajó como columnista, conductor, productor y musicalizador en numerosos programas de Radio Provincia.

En televisión, fue columnista del programa "Con la misma red" (Plus; Canal 26) y "TV Coop" (CVN). También fue redactor y director periodístico de las revistas "El Empresario", "Ecos de la Economía Social", "Emprendedores Asociativos" y "La Marca". En la actualidad trabaja como investigador periodístico y redactor para proyectos cinematográficos y literarios sobre los años 60 y 70.

"El Oso, un infiltrado en el ERP", fue publicada por Ediciones Continente - Peña Lillo.


Redacción: ¿Qué fue lo que te motivó a escribir tu primera novela: "El Oso, un infiltrado en el ERP"?

Darío Marchini: "En los años 70 yo no milité en ninguna agrupación política, pero como muchos adolescentes y jóvenes de la época (el 24 de marzo del 76, el día del golpe, yo tenía diecisiete años recién cumplidos y estaba empezado quinto año en el Fray Mamerto Esquiú de City Bell) seguía la actualidad de esos días con mucho interés". 

"El caso es que me quedó una afición por la política en general, y la de esos años, en particular, sobre todo en lo que hace a las organizaciones armadas y el terrorismo de estado. Por lo tanto, a fines de los años 90 fue natural que me devorara ese libro emblemático de la militancia que es 'La Voluntad', de Eduardo Anguita y Martín Caparrós". 

"Leyendo el tomo dos me llamó la atención la mención a un tal Juan Ranier, alias 'El Oso', un agente de los servicios de inteligencia del Ejército que estuvo un año y medio infiltrado en el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), hasta que lo descubrieron". 

"Concretamente, se decía que el tipo era responsable de la caída de más de cien militantes, de casas operativas, y de prevenir al Ejército de la inminencia del ataque al Batallón de Arsenales de Monte Chingolo, una mega operación militar que el ERP realizó en diciembre de 1975, y que fue una catástrofe para los guerrilleros: la sorpresa se la llevaron ellos porque los estaban esperando, precisamente por los informes de 'El Oso'".

"Lo primero que pensé fue que ahí había un argumento para una película de espionaje. Y se lo comenté a mi amigo Eduardo Walger, un excelente documentalista ya fallecido, con el que, entre otras cosas, hicimos el largometraje 'Madres', la historia de las Madres de Plaza de Mayo, y la serie 'Crónica de un Genocidio', para el Canal Encuentro. Yo sabía que Eduardo tenía ganas de filmar una película argumental, con actores, y le propuse escribir un guion alrededor de la historia de 'El Oso'". 

"Pero, claro, escenas de tanto despliegue como el combate de Monte Chingolo, donde participaron más de doscientos guerrilleros y el Ejército usó hasta helicópteros, requerían una verdadera superproducción, completamente fuera de nuestro alcance. 'Esto no es Hollywood', me dijo Eduardo con resignación. Y debía tener razón, porque si tuviéramos una industria como la de Hollywood, con esta historia ya se hubiera hecho una serie para Netflix y uno o dos largometrajes". 

"El caso es que me dije: 'Está bien, no voy a hacer un guion para una película porque nadie la va a financiar, pero nada me impide escribir una novela'. Y me alegro de habérmelo propuesto, porque quedé muy conforme con el resultado. Bueno, o al menos me salió una novela del tipo de las que a mí me gusta leer".

  

"Traidor", así lo llamaron a "El Oso" Ranier desde el ERP cuando descubrieron que era un infiltrado del Ejército.


R: ¿Con qué se van a encontrar los vecinos al leerla?

D.M: "Mis vecinos y amigos de City Bell, y los lectores en general, se van a encontrar con una novela que, a partir de una historia real fascinante para los amantes de los géneros de espionaje y narrativa histórica, muestra un pantallazo de la Argentina en el período que va desde el 22 de mayo de 1973 (tres días antes de la asunción del presidente Cámpora, cuando las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas) asesinaron en La Plata al líder del SMATA (Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor), Dirk Henry Kloosterman), hasta un par de meses antes del Golpe de Estado de 1976". 

"Y como además de 'El Oso' hay otro personaje muy importante, que es Diego (en este caso de ficción), un estudiante secundario que hace sus primeras armas como cronista de rock y tiene una novia que milita en la UES (Unión de Estudiantes Secundarios), la novela está totalmente atravesada por el rock progresivo de la época: Led Zeppelin, Jethro Tull, Janis Joplin. Y, sobre todo, aquel incipiente rock nacional: Sui Generis, Pescado Rabioso, Billy Bond y la 'Pesada', León Gieco, Pappo".

"Y el cine. El cine ocupaba un lugar muy importante en los adolescentes y jóvenes de los setenta. Yo recuerdo con inevitable nostalgia muchas tardes-noches en los cines de La Plata, especialmente el Select, de 7 y 55, mi favorito, que no pasaba estrenos como el San Martín o el Rocha, pero tenía unos programas buenísimos de tres películas en continuado, como para empacharse de cine". 

"A muchos nos gustaban especialmente las películas con contenido político, como 'La Patagonia Rebelde', 'Quebracho', 'Juan Moreira', 'Pasaron las grullas', 'Estado de sitio', 'El acorazado Potemkin', pero veíamos de todo, ¡hasta 'Las colegialas se confiesan'! (entre risas). Un bodrio supuestamente porno que casi todos los adolescentes varones de La Plata vimos alguna vez en el cine Roca, que estaba frente a la estación de trenes (toda groseramente cortada por la censura), como una especie de ritual iniciático machista". 

"Y después las discutíamos en forma acalorada y con pretensiones intelectuales, en reuniones en las que, más de una vez, había personajes de lengua filosa que apenas conocíamos, que después nos enterábamos que eran militantes de Montoneros o del ERP. Y todo eso está muy presente en la novela, junto a los ecos del Mayo Francés, la entonces avasallante Revolución Cubana, el fracaso de Estados Unidos en Vietnam, el retorno de Perón después de dieciocho años de exilio, y la imagen icónica del Che Guevara, como parte fundamental de un clima de época que ambientó que buena parte de aquella juventud militara políticamente con verdadera pasión, y que muchos de ellos lo hicieran en organizaciones armadas".  


R: ¿Por qué es importante saber sobre Rafael de Jesús Ranier (El Oso)?

D.M: "Antes mencioné a las superproducciones de Hollywood y a Netflix (como podría haber citado cualquier otra de las plataformas de series y películas que todos consumimos), entre otras cosas por el fenómeno cultural que producen: la mayoría de los argentinos, sobre todo los jóvenes que no vivieron en los '70, conocen mucho más de la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Civil Española o la Guerra de Vietnam, por ejemplo, que esa parte de nuestra historia contemporánea".

"Lo cual favorece la aparición de personajes que hoy ponen en discusión si los desparecidos fueron 30 mil, como un presunto planteo aritmético, para, en realidad, negar o justificar el terrorismo de estado. Por eso es importante conocer esa parte de nuestra historia, que sigue siendo una herida abierta en el cuerpo social de los argentinos, si no, no la seguiríamos discutiendo". 

"Y una historia tan potente y atractiva como la de 'El Oso' me resultó un estímulo muy seductor para encarar una investigación que me llevó muchísimas tardes de lectura de diarios y revistas de época en las hemerotecas de las bibliotecas Nacional y del Congreso, y de cuanto libro sobre el tema caía en mis manos, y me hizo entrevistar a militantes, testigos y protagonistas de aquellos hechos". 

"Además de sacar a la luz recuerdos y vivencias personales, por supuesto, para escribir una novela que refleja mi visión de esa época y de esa generación, que es mi generación, con sus virtudes gigantescas y sus errores monumentales".

  

El ERP atacó el 23 de diciembre de 1975 el batallón de arsenales del Ejército Dominfo Viejobueno, en Monte Chingolo.


R: ¿Quién fue y qué significó "El Oso" para la militancia de los 70?

D.M: "'El Oso' fue un agente de inteligencia del Ejército al que los pocos sobrevivientes del ERP que lo conocieron describen como 'un lumpen' o 'un perejil'. Sin embargo, a juzgar por el daño que les hizo, creo que fue bastante más eficiente que lo que están dispuestos a admitir. Y en líneas generales, estoy convencido de que el servicio de inteligencia del Ejército, adiestrado por instructores estadounidenses y por militares franceses que habían combatido a los insurgentes de Argelia, iban dos pasos por delante de los guerrilleros". 

"Un ejemplo: en su libro 'Yo fui Vargas', de circulación restringida en ámbitos del Ejército (yo conseguí una copia en el Círculo Militar) el oficial de inteligencia Héctor Vergez (en la actualidad condenado por delitos de lesa humanidad), cuenta que a principios de los '70, una de sus primeras tareas fue montar una disquería en Riobamba y Corrientes, donde vendían discos de cantantes de protesta y con discursos de políticos revolucionarios: así fichaban a los compradores, que mayormente eran estudiantes universitarios con militancia en partidos y agrupaciones de izquierda".

"Esa disquería está en algunos capítulos de la novela; algún lector podría pensar que es una fantasía mía para mezclar política, militancia y rock and roll, pero no, fue una idea de los militares, que me vino bien para la novela y demuestra lo adelantados que estaban los tipos en materia de inteligencia contrainsurgente. Y 'El Oso' fue su agente más eficaz". 

"Para la militancia de los '70, en ese momento no significó mucho: era un militante del ERP de baja graduación, que recién se hizo conocido pocos días después del combate de Monte Chingolo, cuando fue descubierto y presentado en la revista 'El Combatiente', órgano del ERP por entonces de circulación interna, que mostró su foto (la única foto de él que se conoce) con el título 'Ajusticiamiento de un traidor', donde se daba cuenta de que había confesado ser un infiltrado a sueldo del Ejército, y que había sido ejecutado". 
  

R: ¿Cómo es tu vínculo con City Bell?

D.M: "A esta altura, supongo que indisoluble (entre risas). Vivo acá desde que tenía dos años. Hice la primaria en la Escuela 12 (con los chicos de mi barrio, con los que jugaba al fútbol en la Plaza San Martín); después, el secundario en el Fray Mamerto Esquiú; y a fines de los '80 trabajé como profesor en el José Manuel Estrada. Me encantan Buenos Aires, Mar de las Pampas y muchas ciudades de la Argentina y de Europa (como ven, no me llevo bien con el campo, soy básicamente un 'bicho urbano') pero no me imagino viviendo en otro lugar que no sea City Bell".  


R: ¿Cómo y dónde se puede conseguir "El Oso, un infiltrado en el ERP"?

D.M: "El libro ya está en muchas librerías del país, incluida City Bell Libros, por supuesto. También está la opción de comprarlo por Mercado Libre, en donde desde la editorial me dijeron que se está moviendo muy bien, con envío sin cargo".

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